Lizard king poems es una obra realizada con medios electroacústicos basada en la grabación histórica que Jim Morrison realizó a partir de una selección de sus poemas, en Los Ángeles – Febrero del 69 -. La obra tiene una duración de 38:52, y está articulada en 10 secciones.
El tratamiento del texto es respetuoso con la fuente original en cuanto a que la manipulación tímbrica del mismo es mínima, lo cual apoya su comprensibilidad. Además de los valores poéticos de los textos, lo que me ha movido a utilizarlos como cantus firmus de la obra que presento, son los valores intrínsecamente musicales con los cuales Jim Morrison los dotó en su exquisita entonación. Mi labor ha consistido en amplificar en la medida de mis posibilidades dichas cualidades musicales, tratando el texto como un objeto sonoro, como un instrumento cargado de posibilidades constructivas. Dichas posibilidades he tratado de materializarlas a través de procesos de fragmentación y diversas formas de estratificación a base de recursos propios de la composición polifónica. Fundamentalmente, el objetivo era realizar una mutación que transitara, desde la continuidad lineal y monofónica del original, hasta la difracción vertical de la voz, expandida así polifónicamente, y creando un espacio dialógico en el que conversan diferentes “dobles ontológicos” del sujeto poético.
El texto expandido también encuentra su resonancia en el espacio sonoro que se ha creado a su alrededor, y con el cual dialoga en ocasiones, o bien se deja acompañar en forma de ambiente acústico significativo. Para crear este espacio sonoro en el que se desarrolla el texto, he recurrido a diferentes sintetizadores, al uso de mi propia voz sometida a un amplio uso de procesos que la hacen irreconocible, así como a determinados pasajes en los que el paisaje sonoro, concretamente el marítimo, sirve de matriz acústica a determinadas secciones en las que el poema se vierte en una especie de cantilación o “tarareo”.
En definitiva, mi deseo, desde la profunda admiración por la doble dimensión de Jim Morrison, como músico y poeta, ha sido la de proponer un diálogo en el que su voz, multiplicada, resuene ahora en un entorno sonoro electroacústico, con el objetivo de resignificar el ya de por si rico paisaje poético de Morrison, insertándolo en una tradición musical diferente a la que él suscribiera en su momento, para de esta manera expandir sus grandes potencialidades expresivas y comunicativas.
En el siguiente enlace, proyecto completo, incluyendo las 10 pistas de audio, en el netlabel FORTÍN SONORO, dirigido por Sarah Vacher: