ARTÍCULOS DE PRENSA

El paisaje revelado.

Cultura. Sábado 16/04/2005.
Diario: Málaga Hoy
Pedro Linde. Ámbito Cultural de El Corte Inglés. Avda. de Andalucía, 4 y 6. Málaga, hasta el 20 de Abril.
MAITE MÉNDEZ BAIGES.
La obra que Pedro Linde presenta en esta exposición se basa en el ensamblaje, esa técnica ideada por cubistas y dadaístas en los momentos de la Gran revolución del arte, por medio de la cual materiales y objetos de naturaleza y procedencia diversas se encuentran en un mismo contexto con la intención de crear una nueva realidad y, muy a menudo, también para mostrar de paso algo sobre la realidad existente, y en ocasiones, incluso para dirigirle algún certero puyazo.
Uno de los objetos recurrentes en la obra de Linde son pequeñas calabazas, a veces seccionadas, que además de revestirse de una misteriosa apariencia antropomorfa acentuada por las sombras que arrojan, quedan ubicadas en muescas del lienzo, o en nichos creados para albergarlas, produciendo un efecto inquietante, como si evocasen la “soledad de los signos” de la que hablaba Giorgio de Chirico a propósito de su Pintura Metafísica. Esa impresión se intensifica porque los objetos –a los anteriores se suman pinzas de la ropa o un antiguo lavadero de madera- comparten el espacio de los soportes con materia pictórica sedimentada sobre la que pueden asentarse hojas fósiles, o con pinturas de azules o verdes desleídos; en Paisaje con gominolas producen un efecto hipnótico tres círculos con los colores primarios, desenfocados y sin contornos netos, como los rectángulos de un rothko.
Dentro de esos signos, Pedro Linde incluye alusiones a la serie de Fibonacci: sucesión de números en los que cada uno es el resultado de la suma de los dos anteriores; una serie que se oculta en todo el arte clásico tras la sección áurea, y que, en el siglo XX, ha sido constante en la obra de artistas como el italiano Mario Merz, uno de los representantes del Arte Povera.
También juega Linde a conceder a los materiales humildes una nueva dignidad, la oportunidad de una vida más allá de sus límites estrictamente prácticos y funcionales. Es algo propio del ensamblaje, que en su obra no se limita a ser técnica, sino que se convierte en idea y motivo, va más allá de su primera definición; porque las figuras de lo híbrido y de la mezcla presiden toda su creación.
Así, las obras que vemos en esta exposición son también el resultado de una química que consiste en mezclar varios géneros pictóricos tradicionales, como el paisaje y el bodegón, y las tres artes visuales: puesto que al abrir ventanas en el lienzo (algunas con derrames profundos semejantes a los de la capilla Ronchamp de Le Corbusier), esto es, al abrir literalmente un espacio tridimensional en el soporte (ese espacio que el ilusionismo siempre nos había escamoteado), se produce un desafío a la superficie pictórica, míticamente plana en la Modernidad, un desafío con resonancias tan arquitectónicas como escultóricas. Esas operaciones, por medio de las cuales uno podría evocar algunos de los lenguajes más genuinos de la tradición de las vanguardias, aplicados en el Informalismo, el Povera, el Nuevo realismo, etc., es tanto más valioso por cuanto el joven artista hace un feliz recurso a la ironía. Sus “paisajes” son una invitación a poner en práctica una higiene de la mirada, un nuevo modo de percibir, consciente, como sabía Dubuffet, de que la mirada es lo que nos hace.
Diario “Málaga Hoy”. 16/04/2005.
Maite Méndez Baiges es Doctora y Profesora titular del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Málaga, así como colaboradora de la sección de Arte del diario “Málaga Hoy”.

Contra la fugacidad del tiempo

Casa Fuerte de Bezmiliana. Rincón de la Victoria (Málaga). Hasta el 12 de febrero de 2006.
Las esculto-pinturas y ensamblajes de Pedro Linde (Jaén, 1965), de una geometría elemental, pureza de líneas y economía de medios, describen un estado espiritual interior, plácido y sereno, en la relación del artista con la naturaleza, con el mundo exterior. Hay algo de neoplatonismo plotínico en estas desnudas composiciones, pues en ellas parece transmitirse la idea de que la belleza es la manifestación de una idea interna. Diseños que son también estructuras arquitectónicas, reflexiones sobre lo vacío y lo lleno, sobre lo saliente y lo profundo, sobre la interpenetración de espacios, sobre la luz blanca y la débil sombra proyectada.
A Pedro Linde le interesa el blanco como una forma de potenciar la soledad de los signos, como un modo de construir un espacio plástico de extraordinaria depuración formal, silencio y recogimiento. El artista de debate aquí contra la fugacidad del tiempo, contra lo efímero de las apariencias, contra el mundo de lo fragmentario. Ansía la unidad, la vinculación entre el cielo y la tierra, el encuentro del yo interior, que no es otro que el quedo susurro del alma.
Por eso aparece en su obra un elemento de calidad según casi todas las tradiciones: la piedra. Entre el alma y la piedra existe una relación estrecha. La piedra bruta, que es la que usa Linde, desciende del cielo, es símbolo de libertad. Esta piedra es considerada andrógina por el mundo simbólico, y sabido es que la androginia constituye la perfección del estado primordial. La piedra, por último, como símbolo de la tierra madre. En una de las más bellas composiciones, La piedra y el lugar, la piedra tiene forma ovalada y queda encerrada en un rectángulo en la zona inferior del cuadro. Encima un pequeño cuadrado celeste. Sutiles correspondencias de color y de forma.
Otras dos piezas muy logradas son Oráculo y Ventana interior, la primera con referencias al mar, a la piedra como objeto silencioso que simboliza un camino de perfeccionamiento, la segunda de una poética plasticidad, con cultísimas referencias a Notre Dame de Ronchamp de Le Corbusier. La obra de Pedro Linde, en síntesis, es un despojamiento, una presencia casi intangible de la esencia de las formas.
© Enrique Castaños Alés
Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 3 de febrero de 2006.

 

Linde regresa al origen de la vida con su obra

 Aparejadores reúne un encuentro metafórico con los materiales. La exposición se impregna de la poética de los jardines japoneses. Por Alejandra Guillén. Málaga.
CON UNA DIMENSIÓN LÍRICA, APAREJADORES EXPONE LA EVOLUCIÓN PLÁSTICA DEL GRANADINO PEDRO LINDE EN LOS ÚLTIMOS SIETE AÑOS, DONDE SE HA PRODUCIDO SU ENCUENTRO CON UNOS ELEMENTOS MUY EXPRESIVOS.
El arte es autorreferencial y tiene su compromiso con el propio lenguaje. Es la reflexión del artista granadino Pedro Linde, que muestra en el Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Málaga una simbología muy personal y con sello propio. “Los jardines secretos”, que apela al ámbito de la intimidad, repasa a través de dieciséis piezas toda la poética de los jardines japoneses, utilizando elementos “investidos” con un especial significado metafórico para el autor.
La muestra en Aparejadores, que se completa con una dimensión lírica, incluyendo un conjunto de piezas musicales compuestas por el propio artista, reúne la evolución plástica de Pedro Linde en los últimos siete años. En esta última etapa creativa, el creador asegura que se ha producido el encuentro con la madera, un regreso metafórico al origen de la vida. “He encontrado las técnicas y los objetos más adecuados a mi forma de expresión artística, es decir, el grado de conceptualización”, dice.
Dimensionalidad. Pedro Linde, cuya obra es más “escultórica que pictórica”, avanzará en el estudio de la dimensión espacial hasta llegar al bulto redondo.
Para este autor, la materia representa una materia sonora, “no es un plano sin significado ni significante”.
La colección se complementa con los escritos de la poetisa malagueña Maria Victoria Morales y el diseño gráfico de Dináh Torrevejano.
Alejandra Guillén, colaboradora de la sección de arte del diario “La Opinión” de Málaga.

Espacio para la intimidad.

Miércoles 21/01/2004
Diario Sur. MÁLAGA.
Las instalaciones de Pedro Linde aúnan música y poesía en la exposición “Los jardines secretos”
     Arte, música y poesía. Tres de los conceptos que aúna es artista granadino Pedro Linde Navas en su exposición “Los jardines secretos”, que se exhibe en la sala de exposiciones del Colegio Oficial de Arquitectos Técnicos y Aparejadores (COAAT). En ella, Linde presenta una selección de su obra más reciente, realizado en técnica mixta y marcada por la rentabilidad de materiales escogidos de su entorno más próximo: las Alpujarras.
     “Los jardines secretos”, título bajo el que se engloba esta muestra, tiene según el propio autor una carga no sólo simbólica sino también física. A través de la utilización de objetos tan variopintos como una tabla de lavar, el artista extrae toda su plasticidad y efecto visual para conseguir “la máxima sensación rítmica”. Pero la obra es además pura simbología, una metáfora del paso del tiempo en los materiales que utiliza.
     Los típicos jardines japoneses, llenos de serenidad, son la fuente de inspiración principal de Pedro Linde, quien traslada a sus jardines secretos toda su poética, a contracorriente con la actual cultura del espectáculo. “Los jardines secretos” tienen relación y beben de la poética del silencio de autores como José Ángel Valente o incluso San Juan de la Cruz”, afirma el autor dando muestras de la estrecha relación que en su hay entre arte y poesía.
     “Los jardines secretos” representa una de las exposiciones más completas que ha realizado Pedro Linde en Málaga, donde desde hace siete años no expone de forma individual. Se trata de una exposición significativa para su autor, quien se ha encargado no sólo de las piezas expuestas, sino de la música y textos que acompañan y amenizan el recorrido.
     La poesía, el tercero de los elementos con los que cuenta Pedro Linde en su exposición, se centra en textos expuestos en separadores de libros, fruto de sus composiciones poéticas a lo largo de su carrera, y ayudando también para la ocasión por la escritora María Victoria Morales. “Un espacio de intimidad que se distribuye metafóricamente entre los cuatro elementos: agua, fuego, tierra y aire”. Así es como define Pedro Linde esta exposición en el Colegio de Aparejadores. Es una invitación a no perder la fuerza simbólica de los elementos, que actualmente se pierden a causa de la frenética actividad diaria.

Como el paraíso interior.

     Los jardines, como el propio autor explica, tienen cierta similitud con los paraísos interiores, de ahí que la sala en la que actualmente se encuentra expuesta la muestra tenga todas las características ideales que el autor busca para transmitir su obra.
     Tras la inauguración de la muestra, “Los jardines secretos” ha gozado de una buena recepción por parte del público, sobre todo porque “es un arte que, aunque abstracto, transmite la serenidad necesaria para que no choque”, defiende el artista. Esta colección de obras, que evidencia una primera madurez del autor, estará expuesta hasta el 30 de enero.
TEXTO: ANA B. VERA/ FOTOS: SUR/ MÁLAGA